13 agosto 2013

Por qué no hay que temer al periodismo ciudadano

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Uno de los (abundantes) temas de controversia sobre la situación actual del periodismo es todo lo referente al llamado "periodismo ciudadano", las noticias elaboradas y difundidas por personas que no se dedican profesionalmente al periodismo. Se debate su valor y alcance; pero, sobre todo, se cuestiona su misma existencia y la opinión mayoritaria es negarla. El estudio "El periodista en la encrucijada", basado en encuestas y entrevistas a periodistas con cargos directivos en España, concluye:  "El término 'periodista ciudadano' es directamente rechazado... Que alguien levante una noticia, emita una información, no le da patente de periodista". Sin embargo, creo que se puede argumentar que el periodismo ciudadano es una realidad, que puede tener gran valor... y que no debe de preocupar a los buenos profesionales y medios. Y se puede argumentar, apoyándose en los mismos argumentos que quienes lo critican.

En el citado estudio "El periodista en la encrucijada" (que puede descargarse en PDF aquí), se señala así: "Se mencionan como elementos diferenciadores del periodismo profesional los siguientes: verificación, como diferencia esencial, contextualización, jerarquización, valoración, contar lo que ha pasado separando opinión de información, la existencia de una propuesta editorial o las habilidades narrativas".
Resumiendo: se dice que el periodismo ciudadano no lo es porque la información no está verificada y valorada. Un argumento que se basa en ignorar por completo qué es una noticia. Porque, evidentemente, una historia falsa no es una noticia, así la publique The Washington Post, firmada por todos sus premios Pulitzer. La verificación o la redacción clara son condiciones inexcusables de la información periodística y hay que exigirlas siempre, pero nada impide que el amateur pueda cumplirlas.
Consideración del periodismo ciudadano en España según la encuesta del estudio "El periodista en la encrucijada"

Esto implica que el periodista ciudadano tiene su lugar informativo propio. "Cuenta lo que sucede en su entorno cercano", como señala Óscar Espiritusanto, fundador de periodismociudadano.com. Las informaciones de desastres naturales o accidentes son un ejemplo claro; pero un aficionado puede ser también el mejor informador de un sector profesional o social muy concreto o de lo que suceda en un pequeño ayuntamiento o barrio; como llevan décadas haciendo los boletines y las radios locales.
David Simon, periodista y creador de la serie The Wire, opina: "Yo no creo en el periodismo ciudadano. No creo tampoco en el periodismo amateur que se dedica a tratar determinados asuntos que deben ser abordados por expertos". Y en su rechazo mismo señala la clave. Un aficionado no tendrá nunca el tiempo, conocimientos y contactos para abordar un tema de política nacional; pero está en mejor posición para difundir otras noticias; quizá menores, pero que también contarán con su publico. Y la tecnología actual, permite a cualquier persona difundir su noticia sin ningún intermediario.
Así entendido, el periodismo ciudadano completa a los medios tradicionales y permite tener a cualquiera más y mejor información de su interés. Rara vez será un sustituto del periodismo profesional, incluso en los casos en los que el amateur tiene el principal impacto, como cuando es testigo de un suceso; pero si la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero, la difusión de un suceso de interés es noticia, se haga en El País o en el más humilde blog.
Reconocer que una noticia puede publicarse en cualquier medio no quita importancia a la labor del profesional; pero sí le exige nuevos retos. El mejor resumen de esta situación, lo resume, con su habitual tino y concisión, Rosental Alves: "Hoy día todos pueden cometer actos de periodismo ¿qué nos hace diferentes a los periodistas?".

(Fotografía micrófonos, de Mabel Floresw, publicada en Flickr bajo licencia CC-by)

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