Pocos periodistas gozan de un reconocimiento como el de Gay Talese, ya que a sus reportajes y perfiles en medios como The New York Times, en donde fue uno de los creadores del Nuevo Periodismo, suma libros y recopilaciones de artículos publicados en varios idiomas. En sus propios textos y en abundantes entrevistas, Talese ha desgranado sus ideas sobre el trabajo de reportero, que ha resumido en frases como "la perspectiva de un escritor de relatos breves, interesado en la vida privada de personas ordinarias, comunes. Pero no inventando, sino informando". Estas son algunas claves para lograrlo, tal como el propio Talese las expone en su texto "Orígenes de un escritor de no ficción" (incluido en el volumen Retratos y encuentros) y completado con declaraciones publicadas en sendos perfiles publicados en El País y ABC.
Perspectiva del protagonista
Talese asegura que ya cuando estudiaba Periodismo se esforzaba por "comunicar la noticia a través de la experiencia personal del individuo más afectado", algo que no gustaba a sus profesores. Y señala que copió una técnica de su madre: "Les preguntaba a sus amigas: '¿En qué estabas pensando cuando hiciste tal y tal cosa?', y yo les hacía la misma pregunta a los sujetos de mis artículos".
Escuchar
"Siendo un niño no mucho más alto que los mostradores detrás de los cuales solía detenerme a escuchar a escondidas, aprendí muchas cosas que me serían útiles años después, cuando empecé a entrevistar a personas para mis artículos y libros. Aprendí a escuchar con paciencia y cuidado y a no interrumpir nunca, ni siquiera cuando las personas parecían encontrarse en grandes apuros para darse a entender, ya que en esos momentos de titubeos y vaguedad la gente sueles ser muy reveladora: lo que vacilan en contar puede ser muy diciente".
Respeto
Las ideas anteriores enlazan con la imporancia que Talese da en entender y expresar los puntos de vista de sus protagonistas, sin prejuzgarlos y explicando sus motivaciones: "Que los demás nos digan cómo ven y cómo viven el mundo. Los mafiosos también son personas. Y tenemos la obligación de acercarnos a ellos sin prejuicios, sin estar predispuestos, así sean asesinos o terroristas. Son personas que tienen zonas marginales o grises con razones para comportarse así. Para matar, por ejemplo. Y nosotros debemos conocer esas razones. Comprenderlas. Por eso, muchas veces, lo que uno escribe es todo un reto. Porque darle voz a los delincuentes no está bien visto”.
De la misma manera, el autor es muy crítico con el sensacionalismo. “Hay veces que alguien se desahoga plenamente contigo. Y tú ves ahí un gran titular. Pero puedes hacerle daño... Nunca utilices el desahogo de alguien en tu beneficio. No hagas daño. A ver: no es que uno tenga que ser el protector de los personajes de sus historias... Mejor hay que adentrarnos más, ver más, preguntar más: “¿qué quiere decir con esto?” A veces la gente exagera las cosas para mantener tu interés. Hay que ser pacientes y pasar más tiempo con ellos. No se vale sacrificar la historia y el personaje por un titular.”
Investigación y contacto personal
Talese afirma: "El Nuevo Periodismo se cimienta en los tradicionales trotes investigativos, pasando día tras día con el sujeto de la crónica, a veces lo he llamado el Arte de Pasar el Tiempo".
Ese afán por captar la esencia de los personajes es la clave en la conocida aversión del periodista a recursos como la grabadora ("Yo mismo he sido entrevistado por jóvenes periodistas que traen grabadoras... pero lo que obtienen de mí no es la perla que resulta de la indagación profunda, el análisis perspicaz y mucho tajinar, sino más bien un primer boceto de lo que viene en mente") y el teléfono "Otro instrumento inadecuado para las entrevistas, ya que te impide aprender montones de cosas con sólo observar el rostro y la actitud de una persona, por no hablar del ambiente que la rodea".
En efecto, otro objeto repetido de las críticas de Talese son los periodistas de redacción, frente a los que defiende "ir al lugar de los hechos y ver a las personas, verlas con mis propios ojos". Y en otro momento: “Todo lo que quiero es ver a la gente en su hábitat. Verla lo más posible. Es lo que yo llamo 'el fino arte de frecuentar'. Me gusta estar ahí donde la persona trabaja o donde pueda ver cómo interactúa con otros".
Métodos de trabajo.
Cuenta Víctor Nuñez en El País que Talese "apunta casi todo lo que ve y escucha. Siempre", y usa un curioso soporte: tiras que corta de las cartulinas con que le devuelven las camisas de la tintorería.
En esas mismas tiras elabora los esquemas de sus reportajes. "Agarra una libreta amarilla a rayas y un lápiz. Su primer objetivo es construir una oración y escribirla en letras mayúsculas. La mira, cambia alguna palabra, reescribe. Pone tanto cuidado que a veces le lleva un par de días elaborar cinco o seis oraciones. Pero cuando tiene ya unas cuatro o cinco páginas escritas, las pasa a máquina eléctrica a triple espacio.
Vuelve a revisar y edita hasta reducir todo a una sola página. Pega la hoja en la pared porque dice que así puede ver cómo se mueven las escenas, cómo funciona el lenguaje y cómo fluyen las oraciones. Se esfuerza por ver el texto con ojos frescos, como si fuera otra persona, y no él, la que escribió ese material".
Un trabajo lento, que podría relacionarse con el oficio de sastre del padre de Talese y su infancia en el taller. El periodista reconoce que es incapaz de escribir de un tirón "ni siquiera un titular" y que una reseña le supone mes y medio, así que "cuando un editor mete presión hay que recordarle que si quiere calidad, un reportero necesita tiempo para crear un producto bello".
(Imagen: Fotografía de Gay Talese por David Shankbone, publicada en Wikipedia bajo licencia CC-by)
(Imagen: Fotografía de Gay Talese por David Shankbone, publicada en Wikipedia bajo licencia CC-by)