La corrección es fundamental
Obviamente, las faltas de ortografía, las expresiones desafortunadas, las erratas y cualquier fallo de redacción se hacen especialmente visibles en el titular. Un error como el de este ejemplo incluso pasaría desapercibido para muchos lectores en el cuerpo de la información, pero en el título se convierte en una señal luminosa de vergüenza. Si cualquiera de estos yerros es inaceptable, en los títulos lo son especialmente y hay que vigilarlos con especial cuidado.
El titular debe ser pertinente
Tradicionalmente se ha definido el titular informativo como la noticia quintaesenciada, aunque hay varias opciones posibles. Carlos Salas señala hasta siete niveles posibles de tono en un titulo, desde el puramente informativo al frívolo y señala como "los medios los usan todos pero los administran con moderación".
La clave es que el titulo, la cabeza o frase principal, puede no ser la esencia del texto, pero el titular, la suma de título y otros elementos como el subtítulo o la entradilla, deben permitir que cualquier lector tenga una idea inequívoca del tema concreto sobre el que va a leer.
No es raro encontrar títulos que para atraer al lector destacan algún aspecto que luego en la información es anecdótico. Y se llega a casos como el de este reportaje, en donde el titulo, tangencial al tema, no se entiende hasta la última frase (y además no se dice el tema del que se va a hablar hasta el sexto párrafo).
El titular debe cautivar la atención
Tan importante como presentar bien el tema, es que el titular anime a la lectura y atraiga lectores. Y es aquí donde más se muestra que la titulación es un arte, que además debe atender a tres flancos distintos con muy pocas palabras.
El primero es el puramente periodístico. Las normas para escribir cualquier texto informativo son aquí especialmente importantes. Reglas como usar verbos de acción, palabras concretas, preferir la afirmación a la negación, no utilizar expresiones de "podría"...
El segundo es el literario, usando toda clase de recursos estilísticos y gráficos. Tradicionalmente, la prensa en España ha rechazado recursos como el humor o incluso el uso de signos de puntuación como las admiraciones y la interrogación, pero no hay que quitarse posibilidades y la titulación debe ser un campo de experimentación creativa. Es más fácil aconsejar lo que no se debe hacer, como el manido recurso de crear un titulo a partir de otros títulos, de películas, canciones o libros.
Finalmente, y cada vez más, se resalta la importancia de motivar a la lectura con recursos psicológicos como la utilidad o la emoción; por ejemplo en este artículo. Las listas, que para algunos ya son un gancho demasiado usado, son una muestra de este aspecto de la titulación. Por otro lado no hay que caer en errores como las preguntas tontas o las promesas exageradas.
Y además, hay que conseguir hacer títulos originales. Algo que a veces no se intenta con mucho empeño, como muestra este ejemplo.
Tener en cuenta la lectura 2.0
La difusión de la información a través de internet y redes sociales ha planteado retos nuevos y contradictorios a la hora de titular: que los títulos aparezcan en los buscadores (posicionamiento SEO) y atraigan al lector sin el contexto que aporta el medio original.
En efecto, a las noticias se llega cada vez más a través de un enlace, perdiendo la información que aportan fotos, la sección... Y los algoritmos de Google no reconocen aún el humor o la ironía. Así, han surgido consejos como usar las palabras más buscadas del tema en las primeras frases del artículo.
El especialista chileno Juan Carlos Camús resume en su libro "Tienes cinco segundos" que se deben crear
titulares "auto-explicativos, que no requieran de a hacer click para saber más y de 64 caracteres máximo para aparecer sin ser truncados en las páginas de resultados de los buscadores".
