08 julio 2015

Contar la realidad con viñetas (I)

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El cómic y el periodismo han sido siempre han sido una pareja bien avenida desde antiguo: los diarios han sido el lugar de publicación de obras capitales de la historieta; los personajes han reflejado historias y preocupaciones de actualidad; caricaturas, chistes y tiras cómicas han sido auténticas piezas de editorialismo. Pero es cierto que esta relación se ha vuelto más estrecha y en los últimos años se ha comenzado a hablar de un nuevo género: el cómic periodístico.
El género cuenta con una clara estrella, citada repetidamente en la prensa española, Joe Sacco... y poco más para quienes no son aficionados al cómic sin más. Pero más que aportar nombres, parece importante responder a preguntas como qué  exigencias plantea un cómic para poder calificarse de periodístico y qué puede aportar frente a otras formas de contar la realidad. Sin embargo, parece necesario un paso previo, que es el que me propongo en este post: resaltar la importancia y variedad del comic de no ficcion.

El mundo de la no ficción
Un punto de partida importante es que la relación de los cómics y la realidad viene de antiguo. Xavier Melero comienza un interesante artículo sobre El cómic como medio periodístico señalando: "La no-ficción es una de las corrientes expresivas de más reciente incorporación al cómic", pero esto es una idea falsa.
Desde los orígenes, han abundado las versiones históricas en dibujos (un caso típico son las que cuentan para niños vidas de personajes ilustres o grandes acontecimientos), se ha usado la historieta con fines didácticos (por ejemplo, Will Eisner pasó su tiempo como soldado en la II Guerra Mundial dibujando para las revistas del Ejército títulos como ¿Cómo se carga un camión?); y han sido populares las recreaciones de casos criminales truculentos. Por otra parte, una de las raíces básicas del cómic es lo que se suele llamar historieta costumbrista, que recrea, aunque sea en clave de humor, vivencias cotidianas, y que es la base de un género muy desarrollado: el cómic autobiográfico.
Aún hay que tener en cuenta las abundantes historias de ficción en donde los personajes se mueven en escenarios reales, participan en sucesos históricos y se relacionan con sus protagonistas porque muchas veces sus autores realizan un importante trabajo de documentación histórica y gráfica y suponen una patina que ha impulsado el cómic periodístico.
Sí es cierto que el cómic está viviendo un momento de auge y en cualquier modalidad, desde las historias de superheroes a las más experimentales (la única excepción parecen las historietas infantiles), se publican más obras y por tanto más interesantes. En revistas, librerías y bibliotecas podemos encontrar abundantes ejemplos de cinco especies de cómics de no ficción.

Historias construidas a partir de datos reales pero dramatizadas
El autor investiga un tema, pero para realizar una historia novelesca. Por ello, y al margen de su interés, no pueden ser consideradas no ficción, y si se citan aquí es porque algunas obras se aproximan a la frontera con el periodismo y a veces se incluyen en él. Por ejemplo, lo hace la cadena de radio France Info, que cada año concede un premio al mejor cómic de actualidad y reportaje, pero que ha reconocido a varias obras que hay que recalcar que no son reportajes.
Es el caso de Sopa fría, de Charles Masson, en 2003. Este comic narra la historia de un vagabundo enfermo, que indignado porque en el albergue donde está asilado le sirven como cena una sopa sin calentar, se escapa y hace una larga caminata, de noche y nevando, para volver al hospital donde le atendieron y donde termina muriendo al día siguiente; durante su viaje, va recordando su vida y reflexionando sobre lo que supone vivir en la calle. El autor, que también se dedica profesionalmente a la medicina, partió del suceso real de un paciente suyo que protagonizó un viaje semejante y le sumó historias contadas por otros indigentes, como la anécdota del título, para hilvanar el guión. Pero al atribuirlas todas a un único personaje e incorporar hechos inventados, ofrece una "no ficción impura".
Por otra parte, hay que tener en cuenta que uno de los recursos de la ficción es simular la realidad, y es el lector el que debe cuidar de no confundirlas. Así, Paco Roca reconstruyó en Los surcos del azar la historia de La Nueve, una compañía formada por republicanos españoles exiliados en Francia y que en la II Guerra Mundial fue la primera en entrar en el París ocupado. El autor se dibuja entrevistando a Manuel Campos, el soldado cuyas vivencias se cuentan y leyéndole citas de su oficial sobre su actuación. Sin embargo, las citas y Manuel Campos son reales, pero la entrevista, no; tras la guerra, se perdió el rastro del personaje y aunque su periplo es el histórico y se apoya en una documentación rigurosa, estamos ante una ficción.

Biografías, historias y ensayos
Son muy abundantes los cómics que cuentan la vida de una persona más o menos famosa o relatan un suceso histórico. Pueden ser mayoritarias las obras sobre personajes pintorescos e historias sensacionalistas (siempre en un sentido amplio); pero es tal la profusión, que se pueden encontrar ejemplos de cualquier etapa histórica y de vidas. En estos casos, el guionista parte de memorias, textos, entrevistas... para confeccionar su relato, como la vida del escritor y cineasta, Pier Paolo Passolini; del periodista gonzo Hunter S. Thompson; del escritor James Joyce; o de la mafia en Nueva York, entre otros muchos ejemplos posibles.
De la misma manera, pueden encontrarse comics que cuentan en viñetas cualquier materia de estudio: el pensamiento de Marx, qué es la lógica matemática, la extinción de los dinosaurios...
Es decir, este grupo lo forman las obras en las que el autor cuenta con rigor documental cualquier asunto que podría haber dado lugar a un ensayo divulgativo, basándose en el trabajo de otros investigadores. Estos casos pueden compararse, en muchas ocasiones, con el del periodista que aborda temas semejantes; sobre todo, cuando el tema se ciñe a la actualidad informativa. Así, el Principado de Asturias editó comics explicando los conflictos del Sahara y Colombia.

Autobiografías y experiencias personales
"La proliferación de obras que mezclan crónica, autobiografía y relato histórico constituye ya casi un subgénero del cómic", señala Xavier Melero en el artículo antes señalado. Y en efecto, la lista de títulos que cuentan historias personales y familiares es interminable e incluye algunas de las mejoras muestras del noveno arte. Hay que citar aportaciones tan relevantes como Paracuellos, Maus o Persépolis; tantas, que llama verdaderamente la atención cómo la historieta se ha revelado un medio tan atrayente para contar la vida propia o la familiar, con ejemplos que van de lo más exótico y trágico (abusos infantiles, por ejemplo) a lo más trivial. Es un paso más respecto a las cómics biográficos porque en este caso el autor se basa o en lo vivido y visto por él o en lo que le han contado testigos presenciales, como cualquier periodista.
A veces, este grupo se aproxima mucho al periodismo puro, porque los sucesos narrados se viven ya con mirada de periodista. No es el caso cuando se cuentan recuerdos de infancia y juventud o fragmentos de vida muy personales (por ejemplo, cuando Frederick Peeters cuenta en Píldoras azules su relación sentimental con una portadora del sida); pero Guy Delisle ya ha dedicado cuatro libros a contar sus experiencias viviendo en distintos países exóticos y por tanto tomando notas para contarlas.

Investigaciones con métodos periodísticos
Estamos ya en el caso del periodismo puro, en el que el autor, o autores en su caso, realiza un reportaje usando como vehículo expresivo palabras y dibujos; de la misma manera que los documentalistas usan la cámara de vídeo. Los libros de Joe Sacco sobre los conflictos de Palestina y la antigua Yugoslavia son la muestra más clara. El autor es periodista de formación y es escrupuloso en seguir normas profesionales como citar entrecomilladas las declaraciones de los testigos y citar su nombre completo, y sus cualidades puramente periodísticas han sido reconocidas con el premio Ridenhour Book Prize, de periodismo de investigación, por Notas al pie de Gaza.
Además de distintos libros (El negocio de los negocios de Denis Robert y Laurent Astier o Ha muerto un hombre de Kris y Etienne Davodeau) es destacable la aparición de revistas y webs de información en las que se publican de forma fija reportajes en comics. Naturalmente hay distintos precedentes, pero en Francia XXI/Vingtetun y La Revue Dessinée han hecho del cómic periodístico una de sus señas de identidad.
En España los ejemplos son más modestos; pero hay también claros indicios de que el cómic periodístico toma fuerza. Por ejemplo, la obra Viñetas de vida, en la que varios historietistas cuentan su experiencia visitando algunos de los proyectos de cooperación al desarrollo de la ONG Intermon-Oxfam.
Merece la pena fijarse en que en muchas de estas obras, comenzando por las de Sacco, los autores se dibujan a sí mismos como partícipes de la narración, enlazando así con la comentada importancia como género de los cómics autobiográficos.

Comentarios
Cualquier contenido periodístico puede ser narrado en cómic; por ejemplo, una receta de cocina o las tan populares en internet listas. Hay que destacar la versión en historieta de las columnas de opinión porque es claro el ejemplo de dibujantes que, casi siempre desde un prisma humorístico, opinan sobre los más diversos temas, llaman la atención sobre comportamientos o modas o hacen críticas sobre cualquier materia.
Es pues el equivalente del periodismo de opinión en cómic, un género que no suele ser citado, pese a que es el más abundante.

Desde luego, esta misma distinción en grupos se puede hacer en cualquier otro medio de abordar la no ficción, y sería válida para hablar de libros, pero el objetivo era aquí dejar patente que el cómic periodístico es muchísimo menos marginal de como a veces se presenta e introducir algunas de sus claves. En la continuación de este post veremos qué conflictos y respuestas plantea el lenguaje del cómic para el periodismo.


(Imagen: Ilustración de Joes Sacco para la portada de Palestina, editado por Planeta-Agostini)

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