03 junio 2015

Como copiar correctamente para hacer documentación

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Ningún profesional de la comunicación  o periodista puede desarrollar su labor sin aprovecharse del trabajo ya publicado por otros. Escribir, por ejemplo, un folleto turístico o una web de empresa solo es posible partiendo de textos previos y los documentos son insoslayables en periodismo tanto para armar textos completos (analizar un informe económico, contar el programa de un festival) como para dar al lector todos los datos que necesita para comprender bien una información (la biografía de un personaje, las funciones de un organismo, la población de un lugar...). En suma, el principal recurso del comunicador es el uso de documentos, aunque muchas veces pasa desapercibido.
Así, el Libro de estilo de El País (al menos en la 11 edición, de 1996) comienza su apartado sobre fuentes: "Las informaciones de que dispone un periodista sólo pueden ser obtenidas por dos vías: su presencia en el lugar de los hechos o la narración por una tercera persona". Sin duda, acceder a un documento en exclusiva, o de circulación restringida, es equiparable a la narración por un tercero, pero aquí el tema es otro: el uso de contenidos públicos, a los que cualquiera puede acceder, lo que cada vez es más común gracias a internet.
Esto plantea preguntas como cuándo y cómo citar la fuente, en qué medida es ético utilizar material ajeno o la responsabilidad por citar datos falsos. Veremos las respuestas a partir de normas y consejos éticos en periodismo y que resultan aplicables en más casos. Pero la actuación correcta en cualquier caso se resume perfectamente en "Todo lo que necesita saber sobre periodismo en 395 palabras", una columna de Margaret Sullivan, profesora en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y defensora del lector del New York Times, que realmente hace honor a su título. Entre otras, se incluye esta norma: "Si 'toma prestado', dé siempre el respectivo crédito con un enlace y una mención específica, y siempre escriba en sus propias palabras".

No al plagio
La primera regla es obvia: no es ético copiar textos ajenos. Todos los códigos profesionales sobre periodismo son tajantes en la condena del plagio, en apropiarse del trabajo de otro, y un texto de documentación no es una excepción. Desde luego, si buscamos información sobre cuáles son las funciones de un Ayuntamiento, los principales sucesos en la vida de Voltaire o cualquier otro tema posible, todas las fuentes deben darnos resultados muy similares; pero la redacción final supone un trabajo creador y los profesionales de la comunicación deben ser los primeros en respetarlo. Maquillar levemente la forma con algunas modificaciones superficiales no exime del delito de copia.
No es buena práctica tampoco copiar literalmente textos elaborados (fuera de datos concretos o pequeños fragmentos) y citar el origen, aunque se trate de textos que permitan su libre reproducción; por ejemplo, que la web de un hotel repita los comentarios de una página institucional sobre los atractivos turísticos del lugar. Si el redactor ha usado sus propias palabras para presentar el establecimiento, igual puede hacerlo en esta sección; así además se controlan aspectos de calidad e imagen como la unidad de estilo y se pueden destacar los aspectos que interesen particularmente (por ejemplo, realzar los monumentos más cercanos). Si no puede o quiere, lo ético será una breve presentación y una dirección para los interesados en el tema.
Ante todo, ofrecer un texto de documentación solo tiene sentido si sirve para aportar un valor nuevo al receptor: comodidad, resumen, estilo... Cualquier rasgo que lo haga mejor que ofrecer un enlace.

La regla de Kapuscinski
Si, como hemos dicho, la norma básica al abordar un texto de documentación es utilizar palabras propias, eso exige conocer el tema del que vamos a hablar. Como dijo en una famosa sentencia Ryszard Kapuscinski: "Solo se puede realizar un buen artículo si se dispone de cien veces más documentos y notas por cada página que vayamos a escribir".
Siguiendo con el ejemplo anterior de la sección de turismo en una web. La consulta a una sola página solo nos permitirá una mala copia y solo comparando varias guías, lo más completas y específicas posible, podremos detectar posibles errores u omisiones y ofrecer un texto con personalidad y valor propio.
No conviene limitarse a una única fuente para documentarse ni siquiera para explicar un aspecto muy concreto y que no suponga sino un aspecto puntual de nuestro trabajo; y desde luego primero hay que comprender bien lo que se quiere contar. Como anécdota personal, recuerdo lo que me costó entender el funcionamiento de un sifón hidráulico, usado en los canales para salvar obstáculos, para mencionarlo en apenas un párrafo de texto.

Textos periodísticos
Otro principio básico es que la documentación puede provenir de un manual técnico, un texto legal o un estudio científico, pero el texto final debe ser periodístico. Señala el Libro de estilo de El País: "La redacción de los textos de documentación deberá ser fluida, y no una mera concatenación de cifras o fechas (salvo en los cuadros o fichas). Como los demás artículos informativos, deberá contar con una entrada donde figure el dato más importante o el que resuma los que se faciliten a continuación".
Naturalmente, son aplicables en este tipo de textos los mismos criterios que a cualquier otro tipo de citas o fuentes. El manual de El País señala varias normas que aunque no se refieran concretamente a nuestro tema, son de aplicación y  especial interés:
-"La atribución de la noticia a una fuente o fuentes no exime al periodista de la responsabilidad de haberla escrito".
-"Jamás ha de escribirse que un personaje ha insinuado algo si no se reproduce a continuación la expresión textual, de modo que el lector pueda corroborar la interpretación del periodista o discrepar de ella".
-"Hay que distinguir entre lo que es una cita textual y lo que es parafrasear un dicho".
-"No se firman los trabajos de documentación, excepto que supongan creación literaria, descubrimiento de fuentes o aportaciones informativas relevantes".

Citar la fuente
El libro también recalca en más de una ocasión que los artículos de documentación "deberán citar la fuente de la que se extraen los datos", aunque parece aceptado que esta norma tiene su excepción en varios casos como que el origen sea obvio ("es el primer alcalde socialista en el pueblo"), que el dato sea indudable ("nació en"), que distintas fuentes concuerden en él ("la obra más valiosa de la iglesia es") u otros similares.
En todo caso, hay que citar la fuente siempre que se haga una cita directa o se parafresee una información que no responda a los criterios señalados arriba ("la obra más valiosa, según el estudioso X, es"), cuando sea un dato sujeto a cambio o discusión ("en España viven X musulmanes") y cuando se utilice una o mínimas fuentes, sobre todo si su autoridad es fundamental ("la ley X señala").
La documentación engloba un tipo de contenidos que internet ha hecho muy populares: la agregación de contenidos, que no es sino utilizar documentos ajenos para construir un texto. En estos casos, es imprescindible mencionar la fuente original y enlazarla; pero eso no basta para defender la ética y calidad de este trabajo, como señala Esther Vargas, directora del portal Clasesdeperiodismo.com: "La mejor agregaduría de contenidos es la que invita al lector a la fuente original o a las fuentes necesarias para tener la mejor y más completa información".

(Fotografía. Mona Lisa con bigotes, una obra de Marcel Duchamp,como ejemplo de copia que aporta un nuevo valor. Publicada en Wikimedia bajo licencia CC-by)

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