11 junio 2015
No dejes dudas en el lector
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En unas Tablas de la Ley del periodismo, con normas aceptadas unánimemente, uno de los mandamientos debe de ser "No dejarás al lector con dudas". Dar al receptor todos los elementos para comprender una noticia es lo que late tras normas de redacción y fórmulas como las conocidas 5 w; pero por obvio que parezca, no es tan raro encontrarse "noticias" que no muestran elementos esenciales, y sin llegar a ese extremo es fácil encontrarse la falta de datos (nombres, cargos...) y elementos (antecedentes, conexiones de lo que se cuenta) que no están explicados y no permiten por tanto una buena comprensión. A la hora de redactar, el periodista debe vigilar con cuidado tres aspectos: el contexto de la noticia, los conocimientos del público y la claridad de la narración.
Dar información de fondo
Un error habitual es dar por hecho que el lector ha ido siguiendo una noticia a lo largo del tiempo y conoce sus precedentes, bases y circunstancias. Harold Evans, director de medios como The Sunday Times y The Times, trata ampliamente este tema en Essential English: for Journalists, Editors and Writers (1972), tanto una guía sobre el buen uso del idioma inglés como un manual de redacción periodística. "El que escribe un texto periodístico -escribe- tiene dos tareas fundamentales: estructurarlo bien y dotarlo del fondo suficiente para hacer que la historia sea perfectamente inteligible para un nuevo lector".
Y más adelante concreta: "Toda pieza informativa de la que hagamos un seguimiento continuado debe construirse de tal manera que se incluyan los antecedentes fundamentales, pero sin que esto suponga retrasar indebidamente los hechos noticiosos y sin irritar a los lectores que se mantienen al corriente".
Para conciliar estas dos exigencias contrapuestas, Evans recomienda, como norma general, dar desde el primer párrafo una señal "una palabra clave, una aposición u oración de relativo" que introduzca el contexto y presentarlo ya de forma completa "en un solo párrafo, a partir del tercero". Además, recalca que es también un error excederse y no deben recapitularse todos los antecedentes "sino tan solo aquellos que hagan comprensible la noticia". En suma, "es mejor, decirles de refilón a diez lectores lo que ya conocen que omitir a un lector la explicación del único dato que le puede permitir comprender la historia en su totalidad".
Por otra parte, el autor señala que esta información de fondo no solo aporta inteligibilidad, sino también interés, ya que "un puñado de palabras extra con detalles confieren una mayor mordiente al relato de los hechos".
Ponerse en el lugar del lector
En un recomendable manual de escritura en español, La escritura trasparente, el periodista William Lyon recalca también que un periodista "no escribe para lucirse ante los especialistas, ni para complacer a un entrevistado, ni para deslumbrar con un estilo brillante"; su meta debe ser que el lector comprenda la historia perfectamente y para ello hay que guiarlo y solucionar sus posibles dudas.
Paradójicamente, que el periodista sepa demasiado del tema puede ser un obstáculo, si da por hecho sus lectores comparten sus conocimientos. Lyon recuerda que en la agencia de noticias UPI se instaba a pensar en que las noticias las entendiera "el lechero de Kansas" y para quienes consideran que esto supone "escribir para tontos" recuerda esta frase del periodista Tom Radford: "Nadie se va a quejar porque hayas hecho algo demasiado fácil de entender".
Las siglas, las localizaciones geográficas o las cantidades en moneda extranjera (siempre) son ejemplos típicos de datos que hay que explicar para garantizar la comprensión. Además de lo ya apuntado sobre el fondo y antecedentes de la noticia, Harold Evans señala esta norma para saber cuando un elemento cualquiera merece una explicación ampliada: "Nunca deje pasar nada que usted no sería capaz de explicar sin la ayuda de la biblioteca".
Contar con claridad
Finalmente, el solucionar dudas al lector tiene también implicaciones en la redacción. Otro de los mandamientos supremos del periodismo es escribir con claridad, de manera que el significado de una frase "no solo se entienda bien, sino que no se pueda entender de otra manera”, como señala Álex Grijelmo.
Copiando un ejemplo citado por William Lyon, un reportaje hablaba de María Pilar González de Gregorio, "hija de la duquesa de Medina Sidonia, también conocida como la Duquesa Roja", una redacción que hace dudar si la Duquesa Roja es la madre o la hija.
Hay que tener en cuenta además que no todos los problemas son meramente lingüísticos y la redacción debe también guiar en la lectura. Por ejemplo, Fernando Clemot aconseja: "Repite con elegancia: La memoria del lector no es infinita y habrá que repetir los nombres, los objetos, los símbolos. La calidad de un texto se suele medir muchas veces en la sutileza de sus repeticiones".
(Fotografía. Estatua de hombre leyendo un periódico en la plaza de la Paja. Publicada por Esetena bajo licencia CC-by)
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