23 julio 2015
Contar la realidad con viñetas (II)
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En el post anterior señalaba cómo encontramos abundantes y diversos casos de dibujantes que tratan temas de no ficción a través del cómic, de autores que trasladan los códigos del periodismo a la historieta e incluso de periodistas que cuentan en cómic, solos o junto a artistas gráficos, sus reportajes y crónicas. Como con cualquier otro medio, fuera en su momento el cine o ahora internet, esto supone ver desbordadas algunas de las fronteras clásicas del periodismo y el desarrollo de nuevas formas de contar la realidad. El cómic es un medio distinto de la literatura o el cine; tiene reglas distintas que afectan a los recursos o la relación con el público.
El periodista José Antonio Guardiola, señalaba en una entrevista en Jotdown.es: "me motiva mucho encontrar formas de narración diferentes en función de las historias y que, sin perder ni un ápice de rigor, juegues con elementos quizá más propios del cine o las series de TV". Este es también el campo en el que el cómic periodístico está desarrollando nuevas posibilidades y donde hay que preguntarse, de manera crítica, por sus características y sus aportaciones.
Aportaciones propias
Joe Sacco, el mejor representante del cómic periodístico, señala que, naturalmente, todos los medios tienen "su propia fuerza" para contar la realidad, pero destaca qué "impacto especial" puede aportar la historieta. Así frente a la escritura: "Si tú dibujas en cada viñeta la mugre, la mugre persigue al lector. No necesitas señalar que el lugar estaba lleno de mugre, porque está allí (…) Tú percibes esas cosas continuamente en el fondo del plano y sigue viñeta a viñeta y es un aspecto que tiene fuerza en los cómics, porque un escritor en prosa, si realmente queda impresionado por la mugre o los niños, ¿cuántas veces va a mencionarlo en el texto?”. Y frente a la imagen: "Con el dibujo siempre puedes capturar el momento preciso. Con la fotografía tienes que ser muy afortunado para conseguirlo”.
Son solo dos apuntes de lo que aportan las viñetas como valores propiamente periodísticos, pero esta lista se puede ampliar mucho. Por ejemplo, el cómic permite fundir perfectamente la información visual y lingüística incorporando planos o esquemas a la narración; comparar dos imágenes o secuencias mejor que en foto o vídeo; etc.
Y a ello se suman los recursos propios del cómic como lenguaje, que naturalmente pueden usarse también para realzar la no ficción. El punto de vista, el encuadre, el ritmo, el detalle, la composición de la página, las diferencias de estilo de dibujo o tipografía, las metáforas visuales... pueden ser también recursos periodísticos.
La tensión texto-dibujo
Pero lo más peculiar del cómic es que la imagen y el texto se combinan en una lectura única, pero sin llegar a confundirse. Así caben propuestas tan radicales como la de Maus de Art Spiegelman, que cuenta la historia real del padre del autor, superviviente de Auschwitz, con animales antropomorfos como personajes: ratones para los judíos, gatos para los alemanes y cerdos para los polacos. Es decir, coexisten una narración totalmente de no ficción con un dibujo completamente irreal, con lo que cabe preguntarse si el resultado final es periodismo (o mejor planteado, si el cómic periodístico puede usar recursos semejantes). Mi opinión es que sí.
El lector de cómic no tiene problemas en captar el dibujo, sea realista o caricaturesco, detallista o minimalista, como una representación y en decodificarlo en paralelo al texto. En el caso de Maus, esta representación es perfecta para mostrar como el nazismo redujo a las personas a su mera identidad étnica, que es un aspecto clave de la historia. Puede discutirse si este ejemplo concreto es adecuado periodísticamente por razones como que sugiere una culpabilidad igual de todos los alemanes; pero creo que las posibilidades de la relación entre dibujo y texto son una de las aportaciones clave del cómic periodístico y donde pueden surgir algunas tensiones importantes.
A modo de ejemplo, al ver esta página de la obra, el lector entiende como datos verdaderos que los protagonistas fueron caminando a un lugar llamado Sosnowiek, pero el paisaje lo interpreta solo como un símbolo de miedo y desamparo, por lo que el texto no tiene que insistir en ello. El problema puede surgir si la metáfora va más allá, si transmite datos falsos (que era invierno o que el lugar estaba desolado, pongamos) o mal interpretados de cualquier manera (que la mugre de la que hablaba Sacco parezca al final mucha más de la real). Desde luego, un riego especialmente importante cuando el dibujo no es realista es que se use para transmitir ideas no demostradas con datos.
El peligro de ficcionalizar
El otro riesgo que plantea el cómic es que con él se pueden presentar entrevistas o cuadros de datos, pero donde es más eficaz es dramatizando historias, lo que se presta a que los autores, sobre todo si no son periodistas de formación, caigan en la ficcionalización de la historia e inventen datos, personajes o circunstancias que "mejoren" la historia y le den más carga dramática.
Por otra parte, incluso siendo con el máximo rigor, el contar el suceso con un planteamiento narrativo conlleva algunas limitaciones. Así, Kris, guionista de Ha muerto un hombre, que cuenta un episodio de lucha obrera en Francia durante los años cincuenta, señalaba así las dificultades de plasmar toda la información del suceso en un album: "El aspecto demasiado documentalista del proyecto ahogaba la historia en un maremagmum de informaciones demasiado heteróclitas".
La documentación y la ordenación de fuentes son problemas importantes en el cómic periodístico, aunque hay que insistir que trabajos como el de Joe Sacco muestran que se pueden cumplir con toda solvencia.
Para que la narración en viñetas muestre todo su potencial es preciso que el género siga afianzándose y contando con más practicantes. De momento, el cómic periodístico ha servido para difundir historias que de otro modo no habrían visto la luz o habrían llegado a menos público. Valga como ejemplo el caso de El fotógrafo, que cuenta el viaje de Didier Lefevbre como miembro de un grupo de trabajo de Medicos Sin Fronteras en Afganistán y combina los dibujos, obra de Emanuel Guibert, con las fotografías tomadas realmente por el protagonista. Este cuenta que en la expedición tomó más de 4.000 fotografías, pero que antes del cómic solo consiguió publicar seis.
(Imagen: Página de Notas al pie de Gaza, de Joe Sacco. Observese cómo el autor se representa entrevistando a sus fuentes y las identifica con su nombre; pero cómo la representación gráfica de su narración es solo propia del cómic)
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