Cualquier texto con fines profesionales tiene un objetivo básico: transmitir las ideas con la máxima eficacia posible. Sea la presentación de una empresa en su web o una carta de agradecimiento al donante de una ONG; una nota de prensa anunciando un acto público o un tuit... la meta siempre es la misma. Y la forma de alcanzarla es escribir, o hablar, con estilo periodístico. Un estilo que puede resumirse en cinco requisitos que comienzan por la letra C.
- Corrección lingüística. Parece obvio, y sin embargo nos encontramos datos como un reciente estudio de Disruptive Communications, según el cual lo que más odian los británicos en las redes sociales (42%) es la mala ortografía y redacción. Las faltas ortográficas y sintácticas son inadmisibles. Gracias a internet podemos acceder a recursos como la RAE o Fundeu para prevenirlas; y si se comete alguna, hay que corregirla.
- Contenido informativo. El estudio citado antes también señalaba que el 29% de los consumidores critica que las marcas centren sus publicaciones en la autopromoción. El autobombo sin más no funciona, ni tampoco hinchar contenidos o divagar sobre naderías. Comunican los textos con un contenido rico, en el que destaquen los rasgos de la noticia, como la novedad, la cercanía y la precisión.
- Claridad. Como señala Alex Grijelmo en su ensayo El estilo del periodista: “Una frase periodística tiene que construirse de tal forma que no solo se entienda bien, sino que no se pueda entender de otra manera”. Y evidentemente ese objetivo, lo comparte cualquier texto que aspire a la eficacia.
- Calidad literaria. Un manual de instrucciones o un texto legal, si están bien redactados, compartirán los rasgos anteriores; pero no captarán el interés general. El ritmo, el humor o los recursos estilísticos son tan necesarios como en cualquier texto literario; la única diferencia es que hay que combinarlos con la claridad. Caben todas las metáforas, juegos de palabras, citas... si son comprensibles para nuestro público.
- Concisión. Un texto farragoso siempre será menos eficaz, aunque cómo señala Ramón Salaverría, no hay que confundir concisión y brevedad: "La concisión es decir mucho con poco; la brevedad se refiere únicamente a la reducida extensión. Un texto larguísimo puede estar escrito con suma concisión; un texto breve puede haber sido escrito con todo tipo de rodeos expresivos. Si tu texto debe ser largo, que lo sea, pero procura por todos los medios que sea conciso".